El mantenimiento preventivo consiste en realizar revisiones y ajustes periódicos en tu vehículo para evitar fallos y averías. Esto incluye cambios de aceite, revisión de frenos, control de líquidos y otros servicios esenciales que garantizan el buen funcionamiento del coche. Este tipo de mantenimiento no solo previene problemas mayores, sino que también prolonga la vida útil del vehículo y mejora su rendimiento general.

La frecuencia del mantenimiento preventivo puede variar según el modelo y uso del vehículo, pero generalmente se recomienda cada 5,000 a 10,000 kilómetros o cada seis meses, lo que ocurra primero. Es fundamental seguir las recomendaciones del fabricante y las indicaciones del manual del propietario para asegurar que tu coche reciba el cuidado adecuado en los intervalos correctos.

Un servicio de mantenimiento preventivo incluye una serie de inspecciones y tareas tales como cambio de aceite y filtro, revisión y reemplazo de filtros de aire y combustible, inspección de frenos y neumáticos, revisión de sistemas de escape y suspensión, y control de niveles de líquidos. Además, se pueden realizar ajustes en el sistema de encendido y verificar el estado de la batería.

El mantenimiento preventivo es crucial para asegurar que tu vehículo funcione de manera eficiente y segura. Ayuda a detectar y solucionar problemas menores antes de que se conviertan en averías graves y costosas. Además, mantener tu coche en buen estado mejora su rendimiento, economiza combustible y extiende su vida útil. Un vehículo bien mantenido también conserva mejor su valor de reventa.